Homenaje a Mamá Margarita

 

 

Esta página, querida Mamá Margarita, expresa pálidamente, todo el amor que está en mi corazón. Desde que entré a mi Colegio Salesiano, aprendí a amarte. Mis maestras Salesianas, en mi querido Colegio Excélsior, me enseñaron a amar a Don Bosco y a su querida mamá, me enseñaron cómo tú, eres la Mamá de todas las alumnas que estaban en ese colegio, de toda la Familia Salesiana.

 

Después, Mamá Margarita, cuando yo estaba interna, era muy niña, a finales de los años cuarenta, iba al colegio a visitarnos un Salesiano muy bueno, porque en esa época no había Salesianos en Monterrey, las Hermanas, nos avisaban que iba a ir a visitarnos, hacía un largo viaje, desde Guadalajara, a cientos de kilómetros, en esas carreteras angostas y peligrosas del México de entonces.

 

Nosotras nos preparábamos para recibirlo, hacíamos fiesta, y llegaba el buen Salesiano, alegre, siempre sonriendo, contándonos historia Sagrada, de forma muy amena, nos tenía riendo y alegres todo el tiempo. Nos confesaba, nos daba la Comunión, nos hablaba muy hermoso de Jesús, de María Auxiliadora, de Don Bosco, de ti... y nosotras nos sentíamos en el Cielo.

 

Ese Salesiano bueno, nos habló muy hermoso de ti, Mamá Margarita, nunca lo olvido. Por eso, he puesto en esta página dedicada a ti, el libro que escribió para enseñarnos a amarte, a aprender de tu escuela, la Escuela de Mamá Margarita, es un retazo de los escritos de este Salesiano, muerto en olor de santidad, que tanto bien nos hizo a todos, el Padre Rafael Sánchez Vargas.

 

Ya en mis años de adulta, cuando salí del colegio y me casé, seguí frecuentando a mis queridas Salesianas, las Hijas de María Auxiliadora, me junté con exalumnas, desde que estaba en el colegio, entré a la Asociación de Devotos de María Auxiliadora y ya con mis hijas adolescentes, entré a estudiar a la Universidad Salesiana e hice mi Promesa de Cooperadora Salesiana.

 

Entonces fue cuando desarrollé mi Vocación Salesiana en toda su plenitud, y conocí a un Cooperador Salesiano muy bueno, muy dedicado y sé, por mi fe, que ahora está en el Cielo, junto a Don Bosco y a ti, en el Jardín Salesiano, este Cooperador, Alfonso Junco, yo le escuché hablar hermosísimo de ti, Mamá Margarita, por eso también lo incluyo en tu página, junto a él, está también mi vocación de Cooperadora de Don Bosco, de Cooperadora Salesiana.

 

Entramos al siglo XXI, con un mundo tan diferente del que tú viviste, ahora todo esta globalizado, lo que es muy bueno, las vías de comunicación nos acercan, nos hacen amar a habitantes de países distantes, entenderlos, y nosotros, Familia Salesiana, queremos a todos, ¿Cómo no quererlos? En cada parte del Planeta, está un Salesiano, una Hija de María Auxiliadora, un integrante de la Familia Salesiana, queriendo a los niños, atendiéndolos, educándolos, como nos enseñó tu amado hijo, Don Bosco.

 

Pero, también llegaron con este siglo XXI, calamidades, rezagos de las grandes guerras del siglo XX, enemigos de las enseñanzas de Jesucristo, enemigos que no quieren que se instale el Reino de Dios entre nosotros.

 

Y entre esos enemigos, está el flagelo de querer acabar con la Familia, núcleo de nuestra civilización, anhelo de Dios, apoyo y cuidado a los niños, que deben de ser lo más divino entre lo divino.

 

Nuestro Rector Mayor, Padre Pascual Chávez, en homenaje a los 150 años de tu llegada al Cielo, nos escribe el Aguinaldo 2006, nos exhorta a proteger a la Familia, a cuidarla, a sostenerla, así como tú lo hiciste, nos pide que sigamos tu ejemplo. Te aseguro que siempre hemos querido ser como tú, que las enseñanzas de nuestras Salesianas y Salesianos, hemos luchado por implantarlas en nuestros hogares.

 

Así que, respondiendo al llamado de nuestro Rector Mayor, escribo esta página, deseando que todas las familias sigan tu ejemplo, que los padres y las madres protejan y eduquen a sus hijos, velen por su seguridad, cuiden sus almas y las lleven con felicidad hasta Dios.