Pronto inicia
la acción educativa con Juanito y desde el inicio tiene rasgos cristianos.
Mamá Margarita
parte de lo que rodea al hijo; ésta es la primera
imagen.
En una hermosa
noche, en la puerta de la casa tomando el fresco y levantando los ojos para
admirar el cielo estrellado, le explica a sus hijos; "Es Dios que ha
creado el mundo y ha puesto allá tantas estrellas". En medio de un prado
lleno de flores exclama: " ¡Qué cosas hermosas ha hecho el Señor para
nosotros!" Igualmente después de la cosecha o la vendimia: "Demos
gracias al Señor. Él ha sido bueno con nosotros, Nos ha dado el pan de cada
día".
La frase:
"Acuérdate que Dios te ve", que repite frecuentemente a sus hijos, no
tiene tintes atemorizadores, sirve para hacer crecer en ellos la conciencia que
existe un Padre que mira con amor y atención sus propias criaturas.
Pero la vida es difícil, y Mamá Margarita lo sabe, lo ha
experimentado en carne propia. Por eso prepara a sus hijos también para
afrontar y entender las dificultades, los sufrimientos. Después de una
granizada que ha arruinado la cosecha, reflexiona en
voz alta: "El Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó. El
sabe por qué".
Mamá Margarita
no hace grandes discursos teológicos, sino una catequesis simple, pero capaz de
hacer crecer en Juanito Bosco el sentido religioso, la conciencia de la
presencia amorosa y paterna de una Persona, que está ocupando siempre más un
lugar en su corazón.
Una segunda imagen: Pascua de 1826, es el día de la
Primera Comunión de Juanito.
Y Mamá
Margarita, después de haber alentado a los hijos a la Confesión, a la Misa
dominical y a la confianza en Dios, continúa su catequesis del hijo más joven
con estas palabras: " Juanito mío, Dios te prepara un gran regalo.
Prepárate bien... Para ti es un gran día. Dios ha tomado posesión de tu
corazón. Ahora prométeme de hacer cuanto puedas para conservarte bueno hasta el
fin de la vida".
Y Dios tomó
posesión de su corazón de tal manera que lo llama a una vocación especial: la
consagración sacerdotal. Y llegamos al tercer
momento: Turín 5 de junio de 1841.
En la capilla del Arzobispado, Juanito Bosco, a través de
la imposición de manos de Mons. Luis Fransoni, se transforma en "Don
Bosco". En la tarde de la primera misa en su pueblo Mamá Margarita, a
solas con su hijo, le hace algunas recomendaciones: " Ya eres sacerdote,
estás más cerca de Jesús. Yo no he leído tus libros, pero recuerda que comenzar
a decir Misa quiere decir comenzar a sufrir. No te darás cuenta enseguida, pero
poco a poco verás que tu madre te ha dicho la verdad. De ahora en adelante
piensa solamente en la salvación de las almas y no te preocupes por mí."
Son palabras
proféticas. La realización de obras educativas, providenciales para tantos
jóvenes que vagabundean por las calles de Turín, estará acompañada por muchos
sacrificios, persecuciones, sufrimientos. Su lema, que luego será el de la
congregación Salesiana: "Dame almas y llévate lo demás".
Sobre aquello
de cuidar a la mamá, será justamente ella la que cuidará del hijo algunos años
después. Y este es el cuarto momento.
Otoño de 1846.
Mamá Margarita tiene 58 años, Don Bosco 31. Él decidió irse a vivir a la zona
de Valdocco en Turín, alquilar algunas piezas y crear una obra que albergue a
los niños sin familia.
Pero aquella
era una zona riesgosa, sobre todo para un sacerdote solo. Tiene necesidad de
una persona de confianza que viva junto al él, que lo ayude, que lo aconseje.
¿Quién mejor que su madre?
Margarita, en
realidad, en I Becchi es una reina, conocida por todos, ubicada en su tierra,
con sus parientes, en las costumbres de la vida campesina. La respuesta a la
pregunta del hijo no se hace esperar: "Si te parece que esto agrada al
Señor, yo estoy peparada para ir enseguida".
Tomó su
canasta, puso algo de ropa y algunos objetos. Don Bosco tomó su breviario, un
misal y otros libros. Y partieron enseguida para Turín. El 3 de noviembre de
1846 llegaron a Valdocco, donde inician su misión entre los jóvenes.
Años después
un Coadjutor Salesiano, Pedro Enria, recuerda a Don Bosco: "¿Se recuerda
cuando por la noche, cuando estábamos en la cama? ¡Usted y su madre nos
arreglaban los pantalones y el saco gastados, porque teníamos uno solo!"
Cuando Mamá Margarita muere, Don Bosco vuelto hacia sus
hermanos y los jóvenes del Oratorio les dice: "Hemos perdido a mamá, pero
estoy seguro que ella nos ayudará desde el Paraíso. Era una santa".