En el principio... la madre

Boletín Salesiano de Uruguay


 

Platos para lavar, cocina y cuartos para ordenar, ir a buscar el agua, la quinta, el establo... A Mamá Margarita Occhiena, la madre de Don Bosco, el trabajo no le faltaba. Y además tenía que cuidar de sus hijos, educarlos sobre todo. Quedó viuda a los 29 años y renunció a rehacer su vida.

"Es Dios que ha creado el mundo"

Pronto inicia la acción educativa con Juanito y desde el inicio tiene rasgos cristianos.

Mamá Margarita parte de lo que rodea al hijo; ésta es la primera imagen.

 

En una hermosa noche, en la puerta de la casa tomando el fresco y levantando los ojos para admirar el cielo estrellado, le explica a sus hijos; "Es Dios que ha creado el mundo y ha puesto allá tantas estrellas". En medio de un prado lleno de flores exclama: " ¡Qué cosas hermosas ha hecho el Señor para nosotros!" Igualmente después de la cosecha o la vendimia: "Demos gracias al Señor. Él ha sido bueno con nosotros, Nos ha dado el pan de cada día".

 

La frase: "Acuérdate que Dios te ve", que repite frecuentemente a sus hijos, no tiene tintes atemorizadores, sirve para hacer crecer en ellos la conciencia que existe un Padre que mira con amor y atención sus propias criaturas.

Pero la vida es difícil, y Mamá Margarita lo sabe, lo ha experimentado en carne propia. Por eso prepara a sus hijos también para afrontar y entender las dificultades, los sufrimientos. Después de una granizada que ha arruinado la cosecha, reflexiona en voz alta: "El Señor nos lo dio, el Señor nos lo quitó. El sabe por qué".

"Prepárate bien"

Mamá Margarita no hace grandes discursos teológicos, sino una catequesis simple, pero capaz de hacer crecer en Juanito Bosco el sentido religioso, la conciencia de la presencia amorosa y paterna de una Persona, que está ocupando siempre más un lugar en su corazón.

 

Una segunda imagen: Pascua de 1826, es el día de la Primera Comunión de Juanito.

Y Mamá Margarita, después de haber alentado a los hijos a la Confesión, a la Misa dominical y a la confianza en Dios, continúa su catequesis del hijo más joven con estas palabras: " Juanito mío, Dios te prepara un gran regalo. Prepárate bien... Para ti es un gran día. Dios ha tomado posesión de tu corazón. Ahora prométeme de hacer cuanto puedas para conservarte bueno hasta el fin de la vida".

 

Y Dios tomó posesión de su corazón de tal manera que lo llama a una vocación especial: la consagración sacerdotal. Y llegamos al tercer momento: Turín 5 de junio de 1841.

 

En la capilla del Arzobispado, Juanito Bosco, a través de la imposición de manos de Mons. Luis Fransoni, se transforma en "Don Bosco". En la tarde de la primera misa en su pueblo Mamá Margarita, a solas con su hijo, le hace algunas recomendaciones: " Ya eres sacerdote, estás más cerca de Jesús. Yo no he leído tus libros, pero recuerda que comenzar a decir Misa quiere decir comenzar a sufrir. No te darás cuenta enseguida, pero poco a poco verás que tu madre te ha dicho la verdad. De ahora en adelante piensa solamente en la salvación de las almas y no te preocupes por mí."

Las palabras de una madre

Son palabras proféticas. La realización de obras educativas, providenciales para tantos jóvenes que vagabundean por las calles de Turín, estará acompañada por muchos sacrificios, persecuciones, sufrimientos. Su lema, que luego será el de la congregación Salesiana: "Dame almas y llévate lo demás".

 

Sobre aquello de cuidar a la mamá, será justamente ella la que cuidará del hijo algunos años después. Y este es el cuarto momento.

 

Otoño de 1846. Mamá Margarita tiene 58 años, Don Bosco 31. Él decidió irse a vivir a la zona de Valdocco en Turín, alquilar algunas piezas y crear una obra que albergue a los niños sin familia.

 

Pero aquella era una zona riesgosa, sobre todo para un sacerdote solo. Tiene necesidad de una persona de confianza que viva junto al él, que lo ayude, que lo aconseje. ¿Quién mejor que su madre?

Margarita, en realidad, en I Becchi es una reina, conocida por todos, ubicada en su tierra, con sus parientes, en las costumbres de la vida campesina. La respuesta a la pregunta del hijo no se hace esperar: "Si te parece que esto agrada al Señor, yo estoy peparada para ir enseguida".

 

Tomó su canasta, puso algo de ropa y algunos objetos. Don Bosco tomó su breviario, un misal y otros libros. Y partieron enseguida para Turín. El 3 de noviembre de 1846 llegaron a Valdocco, donde inician su misión entre los jóvenes.

 

Años después un Coadjutor Salesiano, Pedro Enria, recuerda a Don Bosco: "¿Se recuerda cuando por la noche, cuando estábamos en la cama? ¡Usted y su madre nos arreglaban los pantalones y el saco gastados, porque teníamos uno solo!"

Cuando Mamá Margarita muere, Don Bosco vuelto hacia sus hermanos y los jóvenes del Oratorio les dice: "Hemos perdido a mamá, pero estoy seguro que ella nos ayudará desde el Paraíso. Era una santa".

Claudio Russo