“Prestar especial atención a
la familia,
cuna de la vida y del amor y
lugar primordial de humanización”.
“Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
-Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Miira que tu padre y yo te buscábamos
angustiados. Él les contestó: -¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar
en la casa de mi Padre? – Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él
bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo
esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia
ante Dios y los hombres” (Lc 2,48-52). A los 150 años de la muerte de Mamá
Margarita, madre de la familia educativa creada por Don Bosco en Valdocco,
renovamos nuestro compromiso para prestar especial atención a la familia, cuna
de la vida y del amor y lugar primordial de humanización.
Algunas motivaciones y sugerencias para el comentario del Aguinaldo:
1.
El tema parte de la
vivencia positiva de la vida y del espíritu de familia, propio de nuestra
tradición salesiana, para llegar a la “familia hoy” como campo de misión; de
este modo, la experiencia carismática vivida puede iluminar la realidad
familiar e indicarnos el modo de intervenir, desde el punto de vista educativo
y pastoral, en favor de los muchachos y de la sociedad.
2.
La figura de Mamá
Margarita es querida, admirada y venerada por todos los Grupos de la Familia
Salesiana, que esperan con ansia su beatificación. La celebración del 150º
aniversario de su muerte es una fecha para darla a conocer mejor.
3.
Está fuera de duda el papel desempeñado por
Mamá Margarita en la formación humana y cristiana de Don Bosco, como también en
la creación del ambiente educativo de Valdocco. Véase, por ejemplo, la
biografía de G. Joergensen sobre Don Bosco editada por la SEI que comienza con
las palabras: ”En el principio estaba la madre”.
4.
Su presencia materna en
Valdocco contribuyó decisivamente a hacer “familiar” el clima de Valdocco: “Su
heroico trasladarse a Valdocco sirvió para dar al ambiente de aquellos pobres
jóvenes el mismo estilo familiar del que brotó la sustancia del Sistema
Preventivo y muchas modalidades tradicionales vinculadas a él. Don Bosco había
experimentado que la formación de su personalidad tenía su raíz vital en el
extraordinario clima de entrega y bondad (‘donación de sí’) de su familia en
los Becchi, y quiso reproducir sus características más significativas en el
oratorio de Valdocco con aquellos jóvenes pobres y abandonados” (D. E. Viganò,
En el año de la familia, ACG 349, junio 1994, pág. 27).
5.
Para nosotros la
“familia” es, ante todo, experiencia carismática antes que campo de misión,
experiencia vivida antes que apostolado. Ciertamente es también misión, porque
la educación de los jóvenes no se puede separar de la familia. Lo recordaba Don
Viganò en su comentario al Sínodo de los Obispos de 1980 sobre la familia, que
dio origen a la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio: “El compromiso de
nuestra vocación salesiana deberá cumplirse de un modo característico entre los
humildes y los pobres. Son ellos los que tienen necesidad, ante todo, de la
familia y para ellos llegó Don Bosco -como escribe Pietro Braido- a su
invención más genial, la afectuosidad (= amorevolezza) que educa en el clima de
una familia gozosamente compenetrada” ( D. Viganò, Llamadas del Sínodo ’80. ACG
299, diciembre 1980, pág. 31).
6.
En su programa pastoral
para la Iglesia de los comienzos del tercer milenio, Juan Pablo II hizo de la
familia uno de sus puntos prioritarios: “Una atención especial se ha de prestar
a la pastoral de la familia, especialmente necesaria en un momento histórico como
el presente, en el que se está constatando una crisis generalizada y radical de
esta institución fundamental... Conviene procurar que, mediante una educación
evangélica cada vez más completa, las familias cristianas ofrezcan un ejemplo
convincente de la posibilidad de un matrimonio vivido de manera plenamente
conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la persona
humana: tanto la de los cónyuges como, sobre todo, la de los más frágiles que
son los hijos” (NMI, 47).
7.
También Benedicto XVI
atribuye una gran importancia a esta realidad: “Una cuestión neurálgica, que
requiere nuestra mayor atención pastoral, es la de la familia... (Ésta) está
profundamente arraigada en el corazón de las jóvenes generaciones y se hace
cargo de múltiples problemas, ofreciendo apoyo y remedio a situaciones que sin
ella serían desesperadas. Y, sin embargo,... la familia está expuesta, en el
clima actual, a muchos riesgos y amenazas que todos conocemos. En efecto, a la
fragilidad e inestabilidad interna se añade la tendencia, difusa en la sociedad
y en la cultura, a contestar el carácter único y la misión propia de la familia
basada en el matrimonio” (Audiencia a los participantes en la LIV Asamblea
General de la Conferencia Episcopal Italiana, OR 30.31 de mayo de 2005, p. 5).
8.
Se trata de un tema que
ya ha sido tratado en la Carta de la misión de la Familia Salesiana: “Los
miembros de la Familia Salesiana, seglares y consagrados, asumen un empeño
específico para dar dignidad y fortaleza a la familia, para que sea, de forma
cada vez más evidente, ‘pequeña iglesia, Iglesia doméstica’” (art. 17 y 18).9.
Además, en el año 2006 se cumplen providencialmente
los 25 años de la “Familiaris Consortio”, que nos estimula y nos guía en el
relanzamiento de nuestra pastoral familiar.
Si miramos el contexto, vemos que el clima
secularizado y laicista, que se está imponiendo en muchos países, sobre todo en
Occidente, ataca directamente a la familia; la cual por ello encuentra
dificultad para justificar su propia naturaleza y desarrollar su misión en
favor de la sociedad.
De este modo, la familia pone en peligro cualquier
intervención educativa, eficaz sólo en la medida en que vuelve a crear ese
ambiente de familia, que es el lugar natural de socialización y de personalización
de los valores humanos.
Hoy se habla de diversos modelos de familia, todos
con iguales derechos, hasta el punto de parecer que ya no exista ninguna
referencia objetiva, sino que todo depende de las opciones personales.
De este modo surgen modelos familiares sustitutivos,
hechos a la propia medida: el reconocimiento de los matrimonios homosexuales,
el derecho de éstos a adoptar hijos, la introducción de un divorcio “veloz”, la
progresiva extensión de la posibilidad de la eutanasia, la libertad de
investigación sobre el embrión.
Ante este clima cultural, sobre todo en las
sociedades occidentales, no se puede dejar de recordar la escena sobre el
problema del matrimonio descrita por Marcos y por Mateo:
“Se acercaron
unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba: - ¿Le es lícito a
un hombre divorciarse de su mujer? - Él les replicó: - ¿Qué os ha mandado
Moisés? – Contestaron: - Moisés permitió divorciarse dándole a la mujer un acta
de repudio. – Jesús les dijo: - Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este
precepto. Al principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios
ha unido, que no lo separe el hombre” (Mc 10,2-9).
Se trata, a mi parecer, de un texto muy iluminador,
porque se refiere al tema de la familia; pero, sobre todo, porque nos hace ver
la forma de razonar de Jesús, el cual no se deja enredar en las redes del
legalismo, sobre lo que está permitido y lo que está prohibido, sino que se
coloca frente al proyecto original del Creador y nadie como Jesús conoce cuál
es ese designio.
El aguinaldo es rico y sugerente, por todas las
relaciones que tiene con nuestra misión
Por esto quiero acompañarlo de una propuesta
pastoral.
Don Pascual
Chávez V. Roma – junio 2005
PROPUESTA PASTORAL PARA LOS SALESIANOS.
El aguinaldo de 2006 da la oportunidad de ofrecer a
la Congregación algunas sugerencias pastorales, para aplicarlas de modo
especial este año, en continuidad y como desarrollo particular de la Propuesta
Pastoral que acompañaba el aguinaldo del año 2004.
El compromiso por la familia está en sintonía con
nuestras mismas Constituciones, que dicen: “Prestamos nuestra atención... a la
familia, donde coinciden las diversas generaciones y edifican el futuro del
hombre” (Const. 29).
Prestar especial atención a la familia en nuestra
propuesta educativa y evangelizadora requiere, entre otras cosas:
Garantizar un compromiso especial de educar para el
amor en el ámbito de la acción educativa salesiana y en el “itinerario de
educación en la fe”, propuesto a los jóvenes.
El CG23 presentaba la educación para el amor como uno
de los puntos en que se manifiesta la incidencia de la fe o su irrelevancia en
la vida.
La experiencia típica de Don Bosco y el contenido
educativo y espiritual del Sistema Preventivo nos orientan a:
·
dar una especial
importancia al compromiso de crear alrededor de los jóvenes un clima educativo
rico de intercambios comunicativo-afectivos,
·
apreciar los valores
auténticos de la castidad,
·
promover las relaciones
entre muchachos y muchachas en el respeto de sí mismos y de los otros, en la reciprocidad
y enriquecimiento mutuo, en la alegría de una entrega gratuita,
·
asegurar en el ambiente
educativo la presencia de testimonios limpios y felices de amor, de modo
especial a través de la entrega en la castidad. Acompañar y sostener a los
padres en sus responsabilidades educativas, implicándolos plenamente en la
realización del Proyecto educativo-pastoral salesiano.
El CG24, hablando de la implicación de los seglares
en la misión salesiana, reconocía el compromiso de los padres y el papel de las
familias en nuestras presencias, pero pedía también intensificar la
colaboración con la familia, en su condición de primera educadora de sus hijos
e hijas (Cfr. CG24, 20. 177)
Para ello, se proponía valorar la aportación
insustituible de los padres y de las familias, favoreciendo la constitución de
grupos y asociaciones que garanticen y enriquezcan con su participación la
misión educativa de Don Bosco (Cfr. CG24, 115).
La familia cristiana es también un agente
importantísimo de evangelización, por medio de su testimonio de vida cristiana,
su compromiso por la educación de los hijos en la fe y su aportación a la
construcción de la comunidad cristiana.
Promover y cualificar el estilo de familia salesiano
en la propia familia, en la comunidad salesiana, en la comunidad
educativo-pastoral.
Este espíritu de familia constituye una
característica de nuestra espiritualidad (Cfr. CG24, 91-93) y se expresa:
·
en la escucha
incondicional del otro,· en la acogida
gratuita de las personas,
·
en la presencia
animadora del educador entre los jóvenes,
·
en el diálogo y en la
comunicación interpersonal e institucional,
·
en la
corresponsabilidad en relación con un proyecto educativo compartido.
Crecer en el espíritu y en la experiencia de Familia
Salesiana al servicio del compromiso educativo y pastoral entre los jóvenes.
La Familia Salesiana nos pide de modo especial un
compromiso convergente para ofrecer a todo joven una propuesta y un
acompañamiento vocacional adecuado y exigente (Cfr. CG25, 41 y 48).
Para ello es preciso crecer como Familia por medio
de:
·
el buen funcionamiento
del Consejo de la Familia Salesiana,
·
la inserción de jóvenes
en dicho Consejo,
·
iniciativas y
actividades que lleven a actuar cada vez más como familia espiritual
apostólica. Algunas sugerencias
·
Preparar, en el
itinerario de formación de los jóvenes, un camino gradual y sistemático de
educación para el amor, que ayude a los adolescentes y jóvenes:
o
- a comprender el valor
humano y cristiano de la sexualidad,
o
a madurar una relación
positiva y abierta entre muchachos y muchachas,
o
a afrontar, según los
valores de la dignidad de la persona humana y los criterios del Evangelio, las
diversas cuestiones actuales sobre la vida y sobre la sexualidad humana,
o
a abrirse al proyecto
de Dios como camino concreto para vivir la propia vocación para el amor.
Se deberá dar importancia especial a este aspecto en
los itinerarios formativos propuestos en los grupos y asociaciones del
Movimiento Juvenil Salesiano y en el acompañamiento personal de los jóvenes.
·
Promover entre los
jóvenes adultos de nuestros ambientes (animadores, voluntarios, colaboradores
jóvenes...) itinerarios concretos de formación, acompañamiento y discernimiento
de la vocación al matrimonio cristiano. En este compromiso se tratará de
suscitar la colaboración de matrimonios de los grupos seglares de la Familia
Salesiana.
·
Suscitar en nuestras
presencias grupos, movimientos y asociaciones de parejas y de familias que los
ayuden a vivir y profundizar la propia vocación matrimonial y sus
responsabilidades educativas. En la Familia Salesiana existen los grupos de
“Familias Don Bosco”, “Hogares Don Bosco”, promovidos y animados por los
Cooperadores Salesianos; pero también existen otras asociaciones familiares
semejantes, como “Movimiento Familiar Cristiano”, “Encuentros Matrimoniales”,
etc.
·
Apoyar a los padres de
los muchachos/muchachas de nuestras obras en su responsabilidad educativa a
través de la creación de asociaciones de padres, escuelas de padres, etc., con
una propuesta concreta y sistemática de formación y participación en temáticas
educativas.
·
Robustecer en todas las
presencias salesianas la Comunidad educativo-pastoral, prestando atención
particular a las relaciones personales y al clima de familia, a la mayor
participación posible y a compartir los valores salesianos y los objetivos del
proyecto educativo-pastoral. De este modo la obra salesiana será una casa para
los muchachos y también un apoyo para sus familias.
·
Implicar a las familias
en el camino de educación y de evangelización que proponemos y animamos entre
los jóvenes, por medio de iniciativas como encuentros de diálogo entre padres e
hijos, catequesis familiar, responsabilización de padres en la animación de los
grupos del MJS, de celebraciones y encuentros, de comunidades cristianas familiares
como punto de referencia para el camino de fe propuesto a los jóvenes, etc.
·
Animar, preparar y
acompañar a nuestros seglares para que promuevan y defiendan en la sociedad los
derechos de la familia, frente a leyes y situaciones que la perjudican.
·
Profundizar el sentido de Familia Salesiana
entre los diversos grupos presentes en un mismo territorio mediante el
conocimiento y la aceptación de la “Carta de la comunión” y de la “Carta de la
misión” y la actuación de la “Consulta de la Familia Salesiana” en los diversos
ámbitos.