ࡱ> WYV9 9bjbj .J5l(((((((< $< npppppp$ Z( "(( """ ( ( n" n"0"R((R p {t<D vRR0RDR"<<(((( Don Elas Comini Entre los desconocidos mrtires de la violencia 7 de mayo de 1910 - 1 de octubre de 1944 Verano de 1944. Quinto ao de la segunda guerra mundial. El ejrcito alemn, que ha invadido Italia, est construyendo una formidable lnea defensiva que va del mar Tirreno al mar Adritico, de Viareggio a Rmini. Es la "lnea Gtica", que tiene que impedir que los ejrcitos americano e ingls, que ya estn avanzando desde el Sur, penetren en laVal Padana. A las espaldas de los alemanes, los partisanos italianos constituyen un imponente centro de resistencia alrededor de Montefiorino (Mdena). Los alemanes se sienten presos entre dos fuegos, y el 31 de julio van al asalto de Montefiorino incendiando todas las casas de la zona. Despus de cuatro das de batalla desesperada, los partisanos contraatacan furiosamente, rompen el cerco por el sur, se diseminan por el Apenino tosco-emiliano llevando armas y heridos. En agosto-septiembre de aquel ao, Toscana y Emilia pagan duramente las batallas por la libertad. Un batalln alemn de las famosas SS, al mando del comandante Raeder, recorre primero la provincia de Lucca, despus el Apenino tosco-emiliano. Tiene la orden de "rastrear la zona", y la ejecuta con operaciones feroces, inhumanas, con una crueldad casi increble. En septiembre el batalln de Raeder enfila la carretera Porrettana. En aquel valle estn los pueblos de Salvaro de Grizzana y Marzabotto, hay innumerables caseros, granjas, barrios colgados a los costados del Apenino. Entre sus casas durante das y das se desencadena la caza al hombre. Los recuerdos de la maestra Dina Rosetti Pescio, aos ms tarde, recuerda as aquel verano: "Era la maestra de la escuela elemental de Salvaro de Grizzana. Aterrorizada por los bombardeos sobre Bolonia donde resida, haba encontrado una clida hospitalidad en la sede parroquial, en casa del prroco monseor Melini. Me engaaba pensando que la guerra iba a terminar de un da a otro, y que los alemanes en su retirada huiran rpidamente por la carretera provincial Porrettana. Con esta misma ingenua ilusin, casi todos los habitantes que haban quedado en Pioppe (un barrio de Salvaro) haban corrido a refugiarse en las colinas y montes limtrofes; un grupo numeroso haba encontrado refugio, como yo, en la parroquia. Pasaban los das y llegamos a ser muchos. Monseor nos distribuyo, dentro de las posibilidades, en las habitaciones todava libres, en la cuadra, en las bodegas, en las despensas. Entre miedos a los bombardeos y visitas peligrosas, la vida transcurra lo menos mal que se poda. De vez en cuando corra la voz de que en los caseros a lo largo de la Porrettana sucedan abusos, rapias y muertes... Pero en una desgraciada maana nos dimos cuenta de que parte de la columna alemana se haba parado precisamente debajo de nosotros y que estaba colocando ametralladoras, mientras grandes catalejos escrutaban el Monte Salvaro. Pasaron unas horas y un grupo de radiotelegrafistas lleg a donde nosotros y se instal en las estancias de la oficina parroquial. Quisieron saber el nmero de los presentes. Nadie poda alejarse. Mientras tanto las noticias de las mortandades aumentaban. Los partisanos, numerosos en los bosques de la Creda, estaban siendo buscados sin parar. Los civiles de los caseros esparcidos all arriba, bajaron y tambin a ellos se les dio asilo. Haba una bodega (ocupada ya por algunos jvenes) a la que se acceda por una claraboya que habamos tapado con el grano, que de vez en cuando retirbamos para darles un poco de aire. La llenamos al mximo, pero todo resultaba cada vez ms difcil: bastaba el ms pequeo error para ser descubiertos. "Lleg cojeando don Elas Comini" La divina bondad vino en nuestra ayuda: al atardecer de uno de aquellos das, mientras yo vigilaba sobre la explanada para advertir cualquier peligro imprevisto, vi llegar cojeando a un joven sacerdote que se apoyaba sobre un bastn improvisado. Supe que era don Elas Comini que, como cada verano, vena a pasar las vacaciones en Salvaro, donde viva su anciana madre. Haba llegado de Treviglio, donde era profesor en el colegio salesiano. Durante el viaje, por ayudar a una persona, se haba daado seriamente una pierna (haba chocado con un autobs de viajeros) Como de costumbre, el prroco le haba reservado una pequea habitacin. Los otros huspedes, que lo conocan desde la infancia, se pusieron a gritar de alegra, y yo tambin me contagi. Realmente su llegada nos sac de la vida angustiosa de aquellos ltimos das. Su rostro sereno, su calma, sus buenas palabras nos devolvieron la esperanza de poder sobrevivir. Despreocupndose de su herida, que deba de hacerle mucho dao y que habamos desinfectado de la mejor manera posible, siempre estaba atento a nuestras peticiones: era el consolador, el organizador, el moderador. Despus de l lleg otro sacerdote, el padre Martin Capelli, misionero del Sagrado Corazn. Era un tipo muy reservado y silencioso: "pasaba sus jornadas en la montaa, donde desarrollaba su misin entre las personas que vivan all arriba...". Entre el rumor de los chopos y el gorgoteo del Reno El lugar exacto donde haba nacido don Elas Comini es la casa lindante con el vetusto templete de la Virgen del Bosque, a poco ms de un kilmetro de la iglesia parroquial de Calvenzano, a la orilla del ro Renocuenta Angel Carboni. Desde aqu la familia Comini se traslad bien pronto a la orilla opuesta del Reno, y aunque a pocos pasos de la casa natal, perteneca sin embargo a otra parroquia, la de Saivaro, en ci municipio de Grizzana. Elas naci el 7 de mayo de 1910. Pocas noticias sobre su primera infancia que se desarroll serena en la tranquilidad domstica, en compaa de su hermano Amleto. El padre muri cuando an era pequeo, pero el trabajo sacrificado y sereno de su madre y las ayudas del buen prroco, no permitieron que le pesara su situacin de hurfano. El primer encuentro con los hijos de Don Bosco sucedi en Finale Emilia, donde estaba comenzando un aspirantado salesiano. Elas tena catorce aos. Sus modales eran tmidos, pero en clase se revel muy inteligente y se clasific entre los primeros. En el 1925 entr en el noviciado de Castel de Britti, y a los diecisis aos era salesiano. Estudi filosofa en Turn Valslice, trabaj como clrigo entre los jvenes, y el 16 de marzo de 1935 fue ordenado sacerdote en Chiari. La primera misa en su pueblo natal fue a celebrarla con solemnidad el 28 de julio, fiesta de la Virgen de Salvaro. En la procesin acompa a la Virgen entre el rumor de los chopos y el "alegre gorgoteo del Reno", como recuerda el nico nmero impreso para la ocasin. Luego volvi a Chiari, a ensear y a estudiar, y el 17 de noviembre de 1939 se doctor en letras clsicas en la Universidad de Miln con puntos y cum laude. El ambiente ya no era festivo, ya que el primero de septiembre, con la agresin de Hitler a Polonia haba comenzado la segunda guerra mundial. En 1942 don Elas Comini fue destinado por la obediencia a Treviglio, encargado de dirigir la vida de estudio de la gran escuela salesiana. "Era admirable su continua calma recuerda su Superior salesiano: recuerdo que no le vi nunca perder la paciencia al tratar con los jvenes, obteniendo con facilidad una buena y razonable disciplina... No busc nunca la popularidad; siempre fue modesto y humilde." El amor tiernsimo a su madre fue una marca constante en su vida: "Te imagino sola en nuestra pequea casa pensando en tus hijos lejano y rezando por ellos le escriba en la Navidad del 1940. Que te sirva de consuelo y de satisfaccin nuestro afecto que crece con los aos, comprendiendo todo el bien que nos has hecho...". 29 de septiembre: comienza la pasin En la parroquia de Salvaro, abarrotada de clandestinos escondidos lo mejor posible y de alemanes armados, las cosas se precipitaron en la maana del 29 de septiembre. La maestra Dina Rosetti recuerda: "Era la fiesta de san Miguel, patrono de la parroquia. Mientras don Elas estaba celebrando la santa misa y el rumor de los abundantes chopos distraa nuestra atencin, irrumpe en la iglesia un grupo de parroquianos atemorizados pidiendo auxilio. All arriba, en la granja Creda, habla habido un ataque entre partisanos y SS. Un jefe de las SS haba sido alcanzado, y haba habido inmediatamente una feroz represalia. Viejos, mujeres, nios (uno nacido haca pocos das en la familia Macchelli) haban sido capturados, amontonados como bestias, robados de todo lo que tenan, ametrallados, entregados a las llamas (las SS de Raeder usaron los lanzallamas). Supimos que entre los muertos haba moribundos, y don Elas y don Martn tuvieron una sola preocupacin: llevarles el vitico y salvar alguna vida. Yo deberla seguirlos despus del desayuno y despus de haber encontrado alguna medicina. Por desgracia su viaje de consolacin fue breve: capturados casi enseguida como espas, fueron obligados como bestias de carga a llevar municiones desde la llanura al monte. Por la noche los mezclaron con otros rehenes en la cuadra de la Capaniera. Se les dijo que los entregaran en Bolonia en el arzobispado, mientras que los hombres vlidos seran llevados a los campos de trabajo de Alemania". 30 de septiembre: el proceso y la condena En la cuadra se representa una farsa de proceso. Un joven de diecisiete aos, atemorizado y cobarde mitad y mitad, dice haber visto a los dos sacerdotes con los partisanos de Caprara. Realmente haban ido a Caprara, pero para predicar y confesar en preparacin de la fiesta de la Virgen del Rosario. Pero cmo explicarse con gente que en vez de la ley usa la ametralladora? Haber estado en Caprara, en aquel momento es una delito que merece la condena de muerte. Al medioda, dos religiosas valientes llevan comida y ropa a los detenidos, Entre gritos y empujones slo consiguen llegar hasta las ventanas de la cuadra, e intercambiar unas palabras con don Elas: "Pero cmo es que se encuentra ah?". "El hacer la caridad hay que pagarlo", logra decir el sacerdote. Levanta el dedo hacia el cielo y aade: "El premio est cercano. Traednos un breviario". Un alemn enfurecido apunta con el fusil hacia las hermanas y las obliga a alejarse. Primero de octubre: los intentos y la ejecucin En la maana del primero de octubre llegan a la cuadra Emilio Veggetti, persona importante de Vergato, y Luisa Bettini. Entre los prisioneros hay un sobrino suyo. Estn decididos a salvar al menos a alguno. Emilio Veggetti se enfrenta valientemente con el comandante de las SS. "Soy el alcalde este pueblo", dice mintiendo. "Entre vuestros prisioneros hay dos sacerdotes. Debis librarlos". El comandante alemn se muestra dudoso. Don Elas se asoma a la ventana "No, senor Veggetti. 0 nos libra a todos o a ninguno". Otras caras se asoman a la ventana: "Don Elas es nuestro nico consuelo. Se queda con nosotros". Pocas horas despus, valientemente, se present la maestra Dina Rosetti. Cuenta: <"Me present al soldado de guardia como hermana de uno de ellos y me permiti saludarlo durante pocos minutos. Entr: del numeroso grupo (unos cincuenta hombres), echado sobre la paja se levant don Ellas, Con su acostumbrado sentido dcl decoro se arregl la sotana, con su serena sonrisa de siempre trat de consolarme, rogndome que tranquilizase a su madre, luego me bendijo. El padre Martn, que tambin se haba acercado, no abri la boca y sigui rezando, mientras los otros hombres pedan a los sacerdotes que no los abandonaran y me pedan a m que hiciese algo por todos. El tiempo que pas con ellos fue ms corto que el que ahora me sirve para describirlo. El guardia me sac afuera de malas maneras". Lo que sucedi en la tarde de aquel primero de octubre lo contaron Aldo Ansolini y Po Borgia, escapados milagrosamente del "montn" de los ajusticiados. En la incierta luz del crepsculo las SS les hacen levantarse de la paja de la cuadra a los 52 prisioneros y los escoltan hasta una amplia cisterna alimentada por el canal que al pasar lleva agua del ro Reno a la Capaniera. No hay agua en la cisterna, sino solamente una capa profunda de barro. Los prisioneros deben ponerse en los bordes de la cisterna, y delante de ellos se colocan unas ametralladoras. Las pobres vctimas gritan como enloquecidas, y don Elas entona las letanas de la virgen: "Santa Mara, ruega por nosotros; Santa Madre de Dios, ruega por nosotros...". Cuando los soldados se inclinan sobre las ametralladoras grita: "Piedad, piedad, Seor!". Las ametralladoras disparan sobre el montn, y los cincuenta y dos caen en la cisterna. Mrtires desconocidos La maestra Dina Rosetti concluye as su testimonio: "En la tarde del primero de octubre, mientras rezbamos, nos lleg el eco del tiroteo de muchos tiros, a los que sigui un silencio horroroso. A la maana siguiente, junto con otra mujer, baj hacia la Canapiera. En la cisterna, entre el barro y el agua enrojecida por la sangre inocente, vimos flotar el cuerpo del padre Martn... El cuerpo de don Elas deba de estar cubierto por los cadveres de los otros inocentes, porque no lo vi. Todo se haba consumado. Despus de varios dias, por motivo de las lluvias torrenciales, se dio la orden (no s quin) de levantar las rejillas, y as aquellos cadveres maltratados tambin por la inclemencia del tiempo, quizs habrn ido a parar al mar, mrtires desconocidos". En el aire de entonces y en el de siempre qued solamente aquel grito contra la maldad y la crueldad que se repiten de tiempo en tiempo: "Piedad, piedad, Seor! Tomado del libro: "Familia Salesiana, Familia de Santos". Escrito por Teresio Bosco S.D.B. Editorial CCS. Espaa En< X p8Q"v"U((3,c,|55;9<9999 6CJ]CJ 5CJ\56CJ$\] jUEnopq   $a$$a$X$$IfF"#064 Fa $$Ifa$9 : ; < X Y   op89LM01$a$1?@mn!!O"P"Q"v"w"f&g&&&q'r'S(T(U(((Q*R*2,3,c,$a$c,d,,..11{5|5558899:9;9<9w99999$a$,1h/ =!"#$% e$DdA d  C @A(..\Fotos\COMINI.jpgR#`^/ Gs#DF#`^/ GsJFIFddDucky<&Adobed Q#n        !01A"P2B#3C5!1AQ a"q2#B40R3rSbs$p!1AQaq 0@ oiomvCY>Nl{'?U{'=lM_O Q"#HI0V: & fYZzOF{1pVO7dk)EhQG6go;P50V&d0VwGm&]Wt[U t5Dvb ,;(4hm38 Xݼh 1 >; Y8U yHyD^<9xSR%/*ҰY⬮w*mo( xjʔg])&+ʴe^59RKQTD&LWKadl >T;1o˫F4QdOlB|~}qσ"6q93yR >*(vχN1$e"c*pr.Q1)ו :d_0cmT)4vY1#rP3x\~ _2,TO$*~TlwSDaIE*ͪ,ˎmRXs*VyMJC9 w3Lcb!Vr2%H++aa>ETΒō\Ŷ&k0__$a!߯"J-dUE}R_S; xxԌ jk)GjjLQ! 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