ࡱ> VXU9 H;bjbj .NH7l(((((((<8 8 8 8 D ,<| | | | | | | | $I iV8(| | | | | 8((| | M| (| (| | ((| p `p< 8 c0<<(((( Felipe Rinaldi, beato De Don Bosco le faltaba slo la voz, Pero tena su corazn 28 de mayo de 1856- 5 de diciembre de 1931 Celebracin: 5 de diciembre Cristbal Rinaldi y Antonia Brezzi haban formado su familia en Lu Monferrato, un pueblecito pegado a la cima de un collado. La madre Antonia tena una fe tan grande como las montaas. Cada noche se arrodillaba con sus nueve hijos ante un nicho de la Virgen y les invitaba a repetir con ella: "Os saludo, oh Mara. Os doy mi corazn. No me lo devolvis nunca ms". A tres de aquellos muchachos los verla llegar a sacerdotes. Felipe era el octavo de los nueve. Cuando cumpli los diez aos (1866), entr en su vida el nombre de Don Bosco. En un pueblo cercano, Mirabello, aquel sacerdote haba abierto un "pequeo seminario", y pap Cristbal llev all a Felipe. Sobre la carreta de pap, aquel muchachito llevaba el corazn un poco encogido como todos los nios que por primera vez dejan a su mama, pero era serio y reflexivo, y comprenda que para estudiar era necesario hacer aquel sacrificio. Tuvo como maestro a don Pablo Albera, con el que convivira durante muchos aos de su vida. "Para m don Albera escribir fue un ngel de la guarda. l estuvo encargado de asistirme, y lo hizo con tanta caridad que cada vez que lo pienso me maravillo." Don Bosco fue dos veces desde Turn, y habl largamente con Felipe. Se hicieron amigos. Pero en la primavera, Felipe estaba cansado de aquellos estudios tan serios, y comenz a dolerle seriamente el ojo izquierdo. Un da en el que estaba particularmente nervioso, pensando volver a su casa, un asistente poco delicado le ofendi de una manera irritante. Fue la gota que hizo que se derramara el vaso. Felipe no perdi el control de s mismo. Fue al director y le dijo que quera volver a su casa. No era un capricho, Papa Cristbal fue a llevrselo. Las cartas de Don Bosco Cuando Don Bosco volvi a Mirabello por tercera vez, al no encontrar ya a Felipe, se disgust. Le escribi una carta rogndole que lo pensase mejor. Durante los aos siguientes Felipe recibi varias cartas de Don Bosco, y en cada una de ellas le repetia Ia invitacin a volver. Pero Felipe se senta ya lejano. En 1876 Felipe tiene veinte aos. Los padres de una muchacha excelente van a visitar a su padre Cristbal para presentar una peticin de matrimonio. Pero de Turn llega tambin Don Bosco, decidido a luchar para llevarse consigo a Felipe. Hay una larga y decisiva conversacin. Felipe con la tranquila tenacidad de los campesinos, expone todas sus dificultades. Don Bosco se las rebate una por una. "Me gan poco a poco escribir don Rinaldi. Mis padres me dejaban en libertad, y mi eleccin se inclinaba hacia Don Bosco." Veintn aos. El campesino de Lu vuelve a abrir los libros y vuelve a comenzar los estudios. Veinticuatro aos. A los pies de Don Bosco, Felipe hace a Dios voto de pobreza, castidad y obediencia. Se hace salesiano. Veintisis aos (23 de diciembre de 1882). Felipe Rinaldi es ordenado sacerdote. Durante estos aos ha sucedido un hecho desconcertante: Felipe ha seguido adelante, llevado casi de la mano por Don Bosco. l es el que lo cuenta: "Don Bosco me deca: tal da dars tal examen, tomars tal orden sagrado. Yo obedeca vez por vez. Fue Don Bosco quien me seal la vida". El bigrafo don Ceria comenta: "Se trata de un caso ms bien nico que raro, an ms, el nico que se conozca". Don Bosco deba de leer claramente el futuro de aquel joven. Enero de 1888. Don Bosco se est apagando: morir el da ltimo de ese mes. Don Rinaldi, nombrado por l director de las vocaciones de adultos, va a visitarlo. Quisiera confesarse con l, pero lo encuentra tan agotado que casi renuncia. Luego le dice: "Don Bosco, quisiera confesarme, pero no quiero cansarle. Podemos hacer as: yo le digo mis pecados, y despus usted me dice una palabra, una sola". Se confiesa. Antes de darle la absolucin, Don Bosco le dice una sola palabra: "Meditacin". "Esta palabra me produjo una gran impresin dir. Fue como una revelacin de la importancia que Don Bosco daba a la meditacin." Doce aos en Espaa Don Ra, sucesor de Don Bosco al frente de la congregacin salesiana, un da del ao 1889 llam a don Rinaldi y le dijo simplemente: "Te mando a Sarri, a Espaa. Tendrs que resolver asuntos muy delicados". La escuela salesiana de Sarri (Barcelona) haba entrado en crisis. Algunos inconvenientes haban puesto en peligro el prestigio de los salesianos, y los alumnos haban quedado reducidos a la mitad. A los treinta y tres aos, don Rinaldi abri la gramtica espaola. En Sarri encontr un ambiente que le quitaba el sueo. Los salesianos eran pocos y estaban descorazonados; la disciplina y la aplicacin a los estudios estaban por el suelo. Don Rinaldi recompuso la disciplina, lo mismo que la aplicacin al estudio y al trabajo. No gust el cambio a todos los jvenes, habituados como estaban a un ritmo lento y despreocupado. Uno de ellos entra en el despacho del director y arroja sobre la mesa todo su disgusto. "Y ahora mismo me voy a hacer la maleta para volverme a mi casa." Don Rinaldi, con mucha calma, le ha dejado hablar, y ahora con toda su calma le dice: "Has dicho lo que pensabas, y te estoy agradecido. Lo tendr en cuenta. Bueno, y por qu quieres volverte a casa?". Ante la sorpresa del muchacho, aade con toda seriedad: "Hijo mo, t llegars a ser salesiano, un buen salesiano". Y as sucedi. Tres aos bastan para levantar la obra salesiana de Sarri y para dar a conocer el temple de este corpulento cura piamonts. Don Ra le comunica desde Turn que ha sido nombrado inspector (es decir, provincial) de todas las obras salesianas de Espaa y Portugal. Don Rinaldi se traza en su agenda un programa brevsimo: ~Ser un padre. Evitar las maneras speras. Cuando vengan a hablarme, no har ver que estoy cansado o que tengo prisa". No sern solo palabras. El anciano arzobispo de Valencia, Olaechea, dir: "Tengo la impresin de no haberme encontrado en mi no corta vida un sacerdote que me haya dado una idea ms alta de la paternidad amorosa de Dios". En nueve aos, don Rinaldi funda 16 obras salesianas. Con todo, el trabajo ms grande lo realiza en la formacin de los salesianos. Recuerda a todos con claridad: "Nosotros existimos para trabajar con los jvenes pobres. Trabajar con ellos no quiere decir dejarles resignados con su pobreza, sino hacerles crecer con actividades sociales y culturales". En aquel tiempo, el inspector salesiano est tambin encargado de las Hijas de Mara Auxiliadora. En la Espaa de aquellos aos, la mujer tena que ser buena y piadosa, y con eso bastaba. Don Rinaldi habla a las hermanas salesianas de una manera clara y lmpida: "Se cae en un gravsimo error cuando la piedad no va unida a la conveniente instruccin. Persuados de que cuando las nias no progresan en los estudios y en los trabajos, al mundo se le da un arma poderosa para acusar a los religiosos de ignorantes y ociosos". Una sensacin de vrtigo a los cuarenta y cinco aos 17 de febrero de 1901. Mientras al lado de don Ra asiste a la funcin de teatro de los muchachos, don Belmonte, prefecto general de los sa lesianos, sufre una trombosis cerebral y se muere a las pocas horas. Slo tena cincuenta y ocho aos y ejerca con gran acierto el cargo nmero dos de la congregacin salesiana. Don Ra qued muy preocupado. Piensa, se aconseja y reza. Despus telegrafa a don Felipe Rinaldi para que acuda a Turn lo antes posible: l ser el nuevo prefecto general. Don Rinaldi, como siempre, obedece, aunque le cuesta dejar Espaa. Slo tiene cuarenta y cinco aos, e ir a encerrarse en el despacho del prefecto, a quien en ese tiempo le estaban encomendados tanto la gestin administrativa como los asuntos disciplinares ms espinosos de toda la congregacin, le da una sensacin de vrtigo. Para no dejar que la sequedad entre en su corazn, se levanta por la maana muy temprano, dice la santa misa a las cinco, y luego dedica dos horas a confesar a la gente en el santuario de Mara Auxiliadora. "Tengo necesidad de sentirme sacerdote", dice como para justificarse. El 6 de abril de 1910, a los setenta y tres aos, don Ra se apaga. Don Rinaldi comunica la triste noticia a los salesianos y convoca el captulo general que elegir al "tercer Don Bosco". Dos mil salesianos en uniforme militar 1914. La primera guerra mundial azota a Europa. En aquella gran agona de los pueblos, tambin la congregacin salesiana padece su pequea y dolorossima agona. Casi 2.000 salesianos de las diversas naciones europeas se enrolan, visten el uniforme militar y se combaten mutuamente en trincheras contrarias. Muchas casas salesianas quedan requisadas y son transformadas en cuarteles, hospitales militares, albergues provisionales para prfugos y hurfanos. Sobre don Rinaldi recae la difcil tarea de proveer a las necesidades materiales de los hermanos combatientes. Y sin embargo, durante aquellos dursimos aos 1914-1918, don Rinaldi logra dar vida a dos obras que en los aos venideros tendrn un extraordinario desarrollo: la Federacin Internacional de Ex-alumnosy Ex-alumnas y la asociacin de consagradas seculares que luego sern llamadas Voluntarias de Don Bosco. En octubre de 1921, don Rinaldi, por segunda vez, tiene el triste encargo de anunciar a los salesianos la muerte de su rector mayor: don Pablo Albera se haba apagado casi de improviso. Don Rinaldi tena sesenta y cinco aos. Sus cabellos, alrededor de su ancha frente, estaban casi blancos. Su mirada, tras las pequeas lentes de montura metlica, se haba hecho ms dulce y un tanto triste. Su cuerpo, alto y robusto, se haba hecho pesado en los 20 aos de duro trabajo en el despacho. Ahora esperaba que los salesianos le dispensaran de aquel pesado cargo. El "cuarto" Don Bosco El 24 de abril de 1922 se haba reunido en Valdocco el captulo general para elegir al nuevo rector mayor. A las nueve, don Rinaldi sali de su despacho con su desgastada sotana negra de siempre, llevando sobre sus hombros el abrigo, al que le faltaba uno de sus grandes botones. En el bolsillo llevaba un papelito que iba a leer a la asamblea. "Ruego que elijis un prefecto joven. Este es un cargo que exige mucha actividad y trabajo. Cuando uno se hace viejo, es difcil cargar con todas sus responsabilidades (...). Tenemos necesidad de que en el captulo entren los jvenes." Pero el captulo no le dio tiempo para leer aquel papelito: lo eligi Rector Mayor en el primer escrutinio. Despus de un largo aplauso, don Rinaldi se levant desconcertado y dijo: Qu es lo que me habis hecho?... Esta eleccin es un embrollo para m y para vosotros. Nos hace creer que el Seor quiere mortificar a la congregacin, o que la Virgen quiere darnos a entender que es ella sola la que acta en medio de nosotros. Os aseguro que para m se trata de un gran tormento. Rezad para que yo no eche a perder lo que Don Bosco y sus sucesores han hecho...". Pero uno de los salesianos ms antiguos, don Francesia, que haba pasado muchos aos en familiaridad con Don Bosco, dijo: "Le falta solo la voz de Don Bosco. Todo el resto, lo tiene". Desde aquel da, los salesianos tuvieron en don Felipe Rinaldi a su "cuarto" Don Bosco. Desde los primerIsimos meses de su rectorado, don Rinaldi dio un fuerte impulso misionero a la congregacin. El cardenal Juan Cagliero, primer misionero de Don Bosco, celebraba los sesenta aos de sacerdocio. Para aquella gran ocasin, don Rinaldi transform la obra salesiana de Ivrea en el primer "Instituto Misionero Salesiano": desde aquel momento saldran para las misiones personas muy jvenes, en grado de asimilar con facilidad la lengua y las costumbres locales. El nmero de aspirantes a las misiones lleg a ser tan grande que en pocos aos se abrieron otros nueve institutos misioneros. Don Rinaldi apoy el florecimiento de las vocaciones misioneras con la publicacin de la revista Juventud Misionera y la organizacin de las Asociaciones misioneras de la juventud salesiana. En los nueve aos de su rectorado, partieron para las misiones 1.868 salesianos y 613 Hijas de Mara Auxiliadora. Con el fin de mantener unidos a los salesianos, ya don Ra y don Albera haban realizado largos viajes. Don Rinaldi, aunque cada viaje lo dejaba postrado, comprendi que deba seguir su ejemplo, y se acomod a l. Visit a los salesianos y a las FMA en las naciones que haban sido golpeadas por la gran guerra: Polonia, Austria, Hungra, Alemania y Francia. Desde aqu sigui hacia su queridsima Espaa. La congregacin duplicada El 2 de junio de 1929 don Rinaldi vivi el da ms hermoso: Don Bosco fue declarado beato por el Papa Po XI, En aquel ao, la fatiga y la edad (setenta y tres aos) comenzaron a hacerse sentir de una manera alarmante. Debi suspender los viajes. Se recoga en largos ratos de oracin. "La vida interior deca a los salesianos es la presencia de Dios dentro de nosotros mismos, recordado, invocado, amado. Es necesario llegar a dar vida espiritual a la escuela, al recreo, y esto sin ni siquiera decirlo, sino solo pensndolo". En la maana de 5 de diciembre del ao 1931, con el corazn muy cansado, don Rinaldi se haba sentado con un libro en la mano. El secretario estaba en el despacho de al lado. En cierto momento oy un golpe de tos. Fue a ver si tena necesidad de algo. Lo hall con la cabeza inclinada sobre el libro. Se haba ido a Dios sin molestar a nadie. La congregacin salesiana que l haba recibido de manos de don Pablo Albera contaba con 4.788 salesianos que trabajaban en 404 obras. Ahora, despus de nueve aos en los que haba tenido el miedo de "estropear" lo que Don Bosco haba hecho, la formaban 8.836 salesianos, que trabajaban en ms de mil obras esparcidas por el mundo. El 29 de abril de 1990, Juan Pablo II elev la humilde figura de don Felipe Rinaldi a la altura de Don Bosco y don Ra, declarndolo beato. Bibliografa RAMON ALBERDI, Don Felipe Rinaldi en Barcelona. EDB, Barcelona. EGIDIO VIGANO, Beato Felipe Rinaldi. Editorial CCS, Madrid. M e 1s$$**44U5o5O8]8::H; 5CJ \ CJmHsH56CJ\]CJ 5CJ\56CJ$\] jU?UHI"## $ K $a$$a$X$$IfF"#064 Fa $$Ifa$H;K L M e f  9:12de$a$ebcqrs!!""###$$$$&&N(O( ) )$a$ )*****,,//,0-0o02222H3I333T5U5o5p5L6M6778$a$88,:-:::::: ;F;G;H;$a$$a$ ,1h/ =!"#$% DdA f  C BA*..\Fotos\RINALDI.jpgRyyI $b*fDFyyI $b*fJFIFddDucky3Adobed     "!!!"&&&&&&&&&&   &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&& !1AQaq"2#BRrb3$t5CS4DU!1AaQ"q2BR ?qnyT \U}Flc@5PT2 $dh`0NE@} k : R-#@.v@P\L/gN͸jde.L֊\Ҙ",, #)$44 Ic*t481|(ٟb (NL]E$w( %`KʬZŖVV*3'@8U%A 1T1 ^ TêHvɠqCfCmK%sɭ+4H$q+Ki赕M8#󫺮 (d(d j+*R3((bP.bktxh'_#uƕW"vVs}Exh{T4腑F ʡr}CkqjLwك&$cH{^ФGeU)^\]N {TXk>(PwH.V-C H!i&-Lj5D0abVvGxQ",[(<`U9bq(lIkSZGɃJjyևjp&0cd/hSkW 9;2#%PkI^Q 95s4E2XuFH&F8=PiP3]DÁ+ i׸#zMVCеhPeR=>P7<ҁd@x,f2шxô)F58wQj'3 X:lAtLe;ֺ>a#mcҾʪ.14q~f$d/?@jj8h*EI}'e 7sUޫ닱g\],j5քM&M޺n!O.^N)|@d]q>ڢW]~߳ސw mp_ZE,zW{ŵl 7X'%щ^u>Ӱv|5֞-)2if[kq `Wɧ ˫h:Xdrc)*ɫbygsedOsX@V&?1]e-y"0PH#LVCfkN>ͶWp-M7:gFWQR U,ϵ/f6ȭw Z^1E':r:&rj TZ:Q=jƜb3N?0ZĜ8بxR.]8:Qhٌ6woZ}bldZ,-rWU #$uw"٢_9;idili*w(1j7V&R9e[gz9SVeEĖknGMȽ^?"1At2Hh!TbivE֊QP ,{Z@4UygOkJv;fܦ>&qiFZֻInCu|]ik>c\onژp0_xLZC@ Hs*._NeM^iv"g8hiVR?lq:Ne|Z{ˑ`q[9#PLΦÐnjK?ie@ [iX_g?{n"IX @%qMjH!Z :Wk ic1=qׁW,S^@st&m.ѥL ώ7]>gA\<f̕SY4)t%.PIn၂5)UD6| 9c-6P@ c v>L^t$]+3ĔV)rs7ߡY'PȚrZR$H mj3d`Tpcg9ĠL.QwK[ I.gx59J/&d(<SfM--aj8t4[Bm;ɱ#I#o3]n8SKY+(R{tz8BkZXm֗2Lf6cU[C Wu ]|MyMHc\d.ŵ] kz 2I oSD=Ueg%V2L%B[L2I%؂[D]gڜ˹U@Tr҃j/˴Z^/%ys8ཱུ!M&I*eг1W.B91p'03.E܅tNt)5^N5Z>Om1#m(_.t7!5Y)F8gGU4$*ֹ py ɠdţ׭}tRBQG`+9lQȦm-tNnFx~T6[)޸m>Ep2?H,=5fU< af?0ѮxsƖF -]_f#e|J)n tw1a$n?N*{գr!L}8wpcq,!m&lVd%85Y(rHcWi{db & B*ƨV|9<:?Pg0^u2(er9qo֊R*ؾ>Pn33Ka 3GX)&a/ h;x[ 8ӏ5iGGHe=`x[!.D,$mU836]}  _A4PM5ŴWq +BYyj!ʙo3{v]qe ZZZgEprGTJ0F9AgΣEŖvf^ `ӊu_ Dz*suG.B<$}la2C#dऌ*4@迩6PG?p껈_FvVj;-\5%qڢ2vsZt]=T6d5[V$Z T!Ym@͆ռh Kn$ŵ3Vf`3t"lFAcyE+"s#dQ% a|N8kT~Gy@v`js Y( 13!]}>l`},WXiW"d$5D텓k L}T6%ٸ[13Vbb;FL֟!T>YЄx䑹.KxcS>΢0TAf-",ahK[u4!٢SbŽݕ˭V  `.K;?Mh WU}"v7ZC.wO4S]ke`BGgJj+r]Iؤߕ웷m7|ur 5'{ iګryڱ?]i p{JՂϞjr:y!ĴGD4S#%hV % To澪U<`D&"kr-' I Ç:HGxx E ljN4[>{) T2vzf(Lw6:f鑘'GhNr[n{⡨8Xg| {ᎁ,1@OmZDc "!WkMf7sWOu ]?_I}<2z?[_(ZP5} 빚@Kˆ8⩑+@A V3n|< x/!C"1Vy,ltrq(XwKQ{j|L#ğ'4{jYyA7)!TAF{ 8ơ$c:IU"e% l8'7pmUVSD:\P &jB [:V:ڀUd !LxTdR~Z=q$DۼFb e$pžC4v|=χ{^T\77ðQF%Iy$7N%# :TfE-aNkbD[(ŤsOnMtZgzO? 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